martes, 29 de mayo de 2012

La caída del prófugo Miguel Angel Chiarello

Un gendarme retirado, acusado en una causa por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura, en La Rioja, fue detenido el último fin de semana en el interior bonaerense. Miguel Angel Chiarello, quien se encontraba prófugo desde principios de 2010, es uno de los imputados en la Causa Menéndez, como es conocida en la provincia cuyana la investigación judicial por la que se acusa al represor capturado y al genocida Luciano Benjamín Menéndez, entre otros, por homicidio, privación ilegítima de la libertad, tormentos y violación de domicilio.

El Juzgado Federal de La Rioja, a cargo de Daniel Herrera Piedrabuena, había ordenado en abril de 2010 la captura nacional e internacional con recompensa de Chiarello, luego de que no se presentara a declarar.

Bajo las directivas del juzgado actuante en la causa, personal de la Subdelegación Concordia de la Policía Federal y de Interpol lo detuvo el sábado pasado en la localidad bonaerense de Quequén, partido de Necochea, en donde vivía. En base a los dos años de trabajo de investigación, las autoridades judiciales suponen que el represor vivió hasta el año pasado en Concordia, Entre Ríos.

Tras su detención, el ex gendarme fue puesto a disposición del juez federal de la ciudad de Necochea, Bernardo Bibel, quien dispuso el alojamiento de Chiarello, por razones de seguridad, en la Delegación Mar del Plata de Policía Federal, hasta tanto se cumplan las medidas procesales para efectivizar su traslado a la ciudad de La Rioja.

Miguel Angel Chiarello, conocido por el alias Pantera Rosa, cumplió funciones en el Escuadrón 24 Chilecito, de Gendarmería Nacional, con otro imputado, el entonces alférez de Gendarmería Eduardo Abelardo Britos, quien también se encontraba prófugo en esta causa y fuera capturado y extraditado desde Paraguay.

En el marco de la Causa Menéndez, de La Rioja, también se encuentran detenidos el comisario retirado Juan Carlos Romero y el coronel retirado del Batallón de Ingenieros 141 Heriberto Miguel Goénaga.

jueves, 24 de mayo de 2012

La justificación de los crímenes

“Hombres y mujeres quisieron reemplazar el sol de la bandera argentina por una estrella roja o por la cara del asesino Che Guevara, mataron militares y civiles, robaron bancos, atacaron al Poder Judicial, publicaron sus crímenes en sus medios de prensa y nos dejaron libros contando sus hechos”, dijo muy suelto de cuerpo el represor Alfredo Manuel Arrillaga al declarar en la megacanje denominada La Cueva, en Mar del Plata, donde es juzgado por delitos de lesa humanidad.

Arrillaga enfrenta el segundo juicio por crímenes cometidos durante la dictadura y ya tiene una condena a prisión perpetua confirmada días atrás por la Cámara de Casación, por la que cumple arresto domiciliario. Tras su encendida defensa del terrorismo de Estado que desplegaron las Fuerzas Armadas, el militar negó ante los jueces Alfredo Ruiz Paz, Lidia Soto, Elvio Osores Soler y Daniel Cisneros haber sido jefe de Inteligencia de la subzona militar XV y segundo jefe del Gada 601.

En tanto, el ex comisario Ernesto Orosco, titular de la comisaría cuarta de Mar del Plata entre 1975 y 1976, admitió que a partir del golpe de Estado su función como comisario fue prestar las instalaciones de esa dependencia para que las Fuerzas Armadas alojaran los presos, pero no pudo recordar que haya visto a detenidos heridos o torturados. Orosco contó que llegaban detenidos a toda hora, hombres y mujeres, que eran alojados en pabellones o en celdas individuales si estaban incomunicados, y agregó que muchas veces esos presos eran sacados de la comisaría por el personal militar y en algunas ocasiones volvían y en otras no. El ex comisario indicó que “por su buen trato a los detenidos, las máximas autoridades militares pidieron su traslado” y lo enviaron a una comisaría rural en la localidad de Maipú.

En este juicio se juzgan los delitos de lesa humanidad cometidos en la comisaría cuarta de Mar del Plata y el centro clandestino de detención conocido como La Cueva, ubicado en el ex radar de la Base Aérea Mar del Plata, así como también en la comisaría primera y en la subcomisaría Villa Díaz Vélez de Necochea.